Bienvenid@


Querido soñador/a, bienvenid@
Soy Silvia Soñadora. Escribo para reflejar todo lo que mi alma quiere gritar. Un buen libro y un café. El ritmo de una canción. Sonrisas. Amor. Arte.
Esas pequeñas cosas que hacen esta vida tan bonita.
Dicen que escribir es el espejo del alma, así que las palabras aquí escritas serán mi reflejo.

Como parte de mis sueños, espero que disfrutes la lectura.

Cien (mil) sonrisas

9.12.17

Cien noches en cama desconocida, en una ciudad ya un poco más mía.

Y días. Más de tres meses en otro continente. Con otra gente, con menos miedo y más fuerza que nunca.
He aprendido más de la vida que en mis dieciséis años.

Cuando me decían que no volvería a ser la misma, que el choque emocional y personal de esta experiencia te rompía los esquemas, pensaba que estaban exagerando. Ahora creo que se quedaban cortos.
Con cambiar no quiero decir que os encontréis con otra Silvia al salir del aeropuerto, porque seguiré siendo risa, yo, aunque distinta. 
El cambio está dentro de mí, en como reacciona mi cabeza, como responde mi cuerpo, y en mi capacidad de sobreponerme a las situaciones.
Está en mi manera de vivir, de ver la vida, de disfrutarla... 

He aprendido a valorar como jamás hubiera aprendido en otro sitio, a saber dar importancia a quién de verdad la merece, y apreciar a los que me aportan. He aprendido a aceptar que hay personas que se van, que todo puede cambiar.
Sin duda he aprendido lo que es avanzar. Y a no quedarme en el bache, a evolucionar.

He aprendido a ser independiente, a respirar cuando me falta el aire, y aunque suene extraño a mirar, y ver. La cantidad de cosas que me he perdido todo este tiempo por no saber ver.

He aprendido que todo se puede aprender. Que la resiliencia es un compañero de vida, y la felicidad es mi camino. Que el tiempo es finito y va muy rápido, por eso hay que aprovecharlo siempre.

He aprendido que tengo que cuidarme a mí misma, dedicarme tiempo y apostar por lo que me diga el corazón aunque vaya de boca a un precipicio. Que si siempre he sido decidida, ahora me siento imparable, porque sé arriesgar sin miedo, y aunque me caiga, levantarme.

He aprendido mucho de mí misma, de lo que soy capaz y de como soy. He aprendido a escribir en el transporte público, y ahora me da la vida. He aprendido a usar cascos más de quince minutos seguidos y puedo decir que las calles son más bonitas con melodía.

Son pequeñas cosas, esas que parecen tonterías. Justo esas que he aprendido a valorar aquí.

He ganado mucho. Empezando por los que ahora considero familia y que sé que van a formar parte de mi vida, la calgary squad. También los amigos que poco a poco, cada vez son más cercanos y que me enseñan la vida desde distintas partes del mundo.

He aprendido mucho, pero también me he reafirmado en muchas otras cosas. Como lo bonito que es el caos, la magia de improvisar, lo bien que sienta dejarse llevar, que nunca hay que dejar de luchar y que nunca es tarde para intentarlo. Que nunca y siempre nunca son verdad del todo pero siempre quedan mejor que decir a veces, que las medias tintas se borran enseguida y que a medio gas no se llega a ningún lado.
Que el miedo a sentir es una condena a ser infeliz y que vivir esta hecho para valientes.

Recuerdo que alguien al despedirse me dijo algo así como: Este va a ser el año de tu vida, la mejor experiencia que te vas a llevar en la mochila.
Cuánta razón tenía.

He aprendido a abrazar la distancia, y la verdadera magia de los abrazos. Que los mejores te quiero se dicen sin palabras, y que echar de menos no es para tanto. Porque ha llegado un punto en el que mi vida está más completa que nunca, o mejor dicho, yo lo estoy. Y me he dado cuenta de que compartir espacio físicamente no es lo más bonito que nos dan las personas, sino compartir momentos, palabras y un poco de nosotros, historias.

Hace un tiempo escribí:

Esta historia es tuya,
demuestra que quieres vivirla,
será la mejor forma de escribirla.

Y a día de hoy, creo que somos historias, las que vivimos, las que contamos. Y los valientes somos los que nos atrevemos a sentirlas.
Bienvenidos a mi historia.

Cien días que han volado, pero he volado con ellos, y ahora con las alas abiertas sigo escribiendo esta historia, sigo viviendo y aprendiendo, porque me quedan doscientos. Doscientos aquí, y miles ahí fuera.

Cien (mil) sonrisas en forma de vida. Y la magia sigue estando en lo que más cuesta.

Os mando muchísimo amor, muchísima fuerza y ganas de comernos el mundo.

Silvia Soñadora




1 comentario :

  1. ...Si han pasado cien y te queda el doble !!! De vivir tu sueño .Leer tus relatos me hace sentirte mas cerca y me emociono.....transmites tanta sensibilidad....sigue asi valiente
    TE QUIERO gracias gracias gracias

    ResponderEliminar