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Querido soñador/a, bienvenid@
Soy Silvia Soñadora. Escribo para reflejar todo lo que mi alma quiere gritar. Un buen libro y un café. El ritmo de una canción. Sonrisas. Amor. Arte.
Esas pequeñas cosas que hacen esta vida tan bonita.
Dicen que escribir es el espejo del alma, así que las palabras aquí escritas serán mi reflejo.

Como parte de mis sueños, espero que disfrutes la lectura.

Echar de menos

25.2.18

Te echo de menos
Son cuatro palabras, que en mi opinión decimos muy a la ligera, y tienen muchísimo más peso.

Porque te puedes ir muy lejos, te puedes ir mucho tiempo, pero al final el olvido y el tiempo se llevan todo muy rápido, y solo quedan contigo aquellos que de verdad son parte de ti.

Me gusta pensar que gran parte de nosotros son pedacitos de otras personas, y que al querernos a nosotros mismos les queremos también un poquito más a ellos. 
Y esos pedazos son los que cuando estamos lejos tiemblan, y nos revuelven el estómago.  Son los mismos que se hacen un nudo en la tripa, son los que nos provocan esas ganas de quedarnos en alguien para siempre solo por no volver a sentir que los trozos se clavan en medio de cualquier parte por la cosa más inesperada.

Echar de menos es bonito. Es entender lo que sientes, escuchar lo que dice tu cuerpo, porque ya no murmura, ni habla, te lo cuenta a gritos. Echar de menos es que te falte alguien que está dentro de ti, y si tienes suerte aunque te falte a veces, estará contigo desde cualquier parte.

Antes pensaba que echar de menos nos hacía querer más, pero no, solo nos enseña de que manera podemos llegar a querer, porque ya queríamos así de antes pero la perspectiva cambia con la distancia.

Cuando menos te lo esperas, una canción te trae a alguien de vuelta, muy cerca. Muchas veces ni siquiera sabías que esa canción era especial, o no entendías lo que en realidad significaba para ti. Y en ese momento cuando te ves cantando cada palabra de la letra con un nombre, o varios, en la cabeza todo parece tener sentido. Escuchas canciones solo por los momentos a los que te llevan, porque son personas y eso te hace sentir en casa.
Y hablando de hogar, una mirada, un abrazo, un gesto, un mensaje, un momento especial, pueden hacerte sentir más en familia que una cena de navidad.


Echar de menos es un fenómeno de la humanidad.  Y aunque suene a locura me gusta, me gusta que una foto sea un abrazo, que un audio me haga sentir que estamos sentados hablando en un banco o que tantas canciones te traigan a mi lado como si fueran trenes de cuatro minutos. 
Y me gusta porque para mí ya es algo bonito, porque esos momentos en los que echo de menos me traen a esas personas a mi lado a pesar de estar tan lejos. 

Y la mayoría de las veces, no me hace falta echar de menos, no me sale, y antes creía que eso me convertía en alguien demasiado independiente, pero ahora creo que se puede llamar magia.
Es magia querer tanto a personas tan especiales que puedan hacerte sentir que están contigo a través de cualquier cosa. Y es magia estar hecha de canciones, de momentos, de pedacitos de personas que me hacen feliz de maneras tan simples como puede ser con un mensaje de WhatsApp.

Echar de menos es querer de verdad a alguien, y que tenga tal capacidad de hacerte feliz que sientas que te falta mientras te hace sentir que está a tu lado, contigo, y que se queda para siempre.

P.D: Por ser magia, por eso ser eso que me falta pero que siempre está, y que ojalá siempre esté, gracias. Porque me habéis hecho tan feliz que aunque un día os vayais siempre vais a ser parte de mí.
Te quiero ángel. Te quiero vida. Y quiero que os quedéis conmigo hasta que no nos queden canciones, hasta que olvidemos las letras de tanto vivirlas. Vosotros sois mucho más que hogar, sois parte irreemplazable de mí, sois la mejor parte.

 Os echo de menos, pero estáis conmigo siempre.
Y me vais perdonar.. pero yo no me quiero marchar.
¿Nos echamos de menos unos cuantos meses más?

Con amor,
Silvia Soñadora

¿Nos miramos al espejo?

17.2.18

Hace 6 meses escribí una carta a mí yo del futuro, y hoy la he vuelto a leer. No han pasado diez meses aún, pero si el tiempo suficiente para que la chica que la escribió sea bastante diferente de la que escribe esto.

Para leer esto, me gustaría recomendaros escuchar Ojalá de Beret, porque a día de hoy esa canción es uno de los espejos que mejor reflejan quién soy. Y eso, es lo que vengo a contar, mi historia, la de hoy, y un poco la de ayer que al fin y al cabo es la que me ha hecho llegar hasta este momento.

Hace unos 5 años acabé primaria, y tuve que tomar decisiones. Creo que fue la primera importante en mi vida. En mi instituto podías tomar tres caminos, el tradicional, el bilingüe francés, o el bilingüe inglés, y como mi colegio era bilingüe francés la gran mayoría escogieron esa opción, otros decidieron no entrar en ningún bilingüe, y yo quise estudiar en inglés.
Fue muy fácil decidir porque sabía lo que quería, aunque hubo mucha gente que me intentó convencer de ir por donde iba el resto, porque decían que sería más cómodo, que no me separaría de mis amigos, pero a mí todo eso me parecía irrelevante cuando tenía muy claro cuál quería que fuera mi camino.
En ese momento no fui consciente de lo que esto decía de mí, pero con el tiempo y habiendo pasado por otras situaciones similares, he entendido su importancia. Y es que siempre me dejó llevar por lo que siento, por lo que yo quiero y lo que me nace hacer, en todos los aspectos, y hay muchas veces que me equivoco, que voy de bocas al suelo y que me tengo que levantar, pero siempre estoy donde yo quiero estar y eso hace que ser feliz sea parte de mi día a día.
Supongo que esto me define como una persona decidida y muy independiente, en gran parte gracias a mis padres que siempre me han dado la libertad para elegir entre todos los caminos que podía coger, y la oportunidad real para ir paso a paso logrando metas, sueños y retos.

Creo que también soy un poco desastre, con ideas enredadas, y tantas ganas de hacer tanto que a veces acelero de más. Tengo la manía de pasarme la vida reflexionando sobre todo, pensando opciones, no tengo fin en cuánto a eso, y creo que desde fuera se ve como algo que me quita tiempo de disfrutar o que me hace preocuparme de más, pero para nada, no son incompatibles.
No me gusta conformarme, aunque esté a gusto, siempre voy a por más, a dar más de mí para ver lo que puedo encontrar. Y tampoco me gustan las ataduras, no por falta de compromiso, pero creo que como personas cambiamos de manera constante, y al igual que nosotros nuestras vidas no son una línea recta, por eso creo que es importante sentir la libertad, sobre todo en uno mismo, de cambiar, de probar cosas nuevas, y de poder vivir tu vida como tú quieras.
Cambiar es algo natural, cerrar etapas, y decir adiós. Los finales no son algo negativo, son nuevos comienzos.

Soy sensible, emocional, y en esta parte no puedo contar mucho más porque esto es lo más caótico de mí. Lo único que sé es que me dejo llevar siempre por lo que siento en cada momento, sabéis eso que dicen de seguir la cabeza o el corazón, pues yo como un desastre con patas aprendí a no tener miedo a perder el control, y de verdad dejar que todo fluya y no tener miedo a seguir lo que siento.
Por eso nunca me arrepiento de nada, aunque me equivoque y tenga que pedir perdón, porque todo me hace quién soy.
Y hablando de emociones, cuando vine aquí escribí que sabía que esto sería difícil y duro, pero a día de hoy no lo ha sido. No siento estar lejos como lo estoy, y aunque suene fatal no sé muy bien lo que es echar de menos, creo que es algo relativo y que lo decimos muy a la ligera, pero ya hablaré de esto otro día, solo diré que echar de menos es algo muy momentáneo  en mi caso, y que casi es inexistente, porque lo único que me podría faltar a veces es la presencia física de personas y no creo que eso pueda ligarse a una emoción. Querer a alguien no es estar con esa persona, es ser, y para eso no existe la distancia ni la pena. Quiénes son importantes son conmigo todos los días.

Soy muchísimo más, risa es una buena definición, pero las historias se cuentan poco a poco, y como ya sabéis hay que sentirlas. No voy a forzar nada, no voy a intentar mantener algo que no siento, porque el blog es algo que me salió hacer de forma natural y que forma parte de mí, y no me siento cómoda dando al botón de publicar cuando no me sale solo.
Seguiré escribiendo, y también podéis leerme por Instagram @silviasonadoraa.



Recordad que el espejo que dice quién sois no es un pedazo de cristal
Hasta la próxima, sea cuando sea!
Con amor,
Silvia Soñadora