Por primera vez en mucho tiempo, volví a disfrutar de la lluvia. Me cansé de esquivar paraguas que acechaban con volarme la cabeza, me quité la capucha, y me paré en seco bajo las nubes, así, como en las películas. Deje que las gotas resbalaran por mi delicado rostro, mientras mi pelo quedaba empapado. Y sonreí.
Sonreí al cielo, que aunque está por encima de mí, nunca le tuve envidia.
Sonreí a un gorrión, y desee poder volar.
Sonreí a la Luna llena, que alumbra la noche, y a las estrellas que adornan el cielo.
Sonreí a las nubes que me gustaría acariciar.
Sonreí a la lluvia, que me otorga el poder de llorar, sin derramar una sola lágrima.
Y sonreí, a esa gota de agua, que había encontrado mi cariño a la lluvia, por unos minutos.
Me alejé, recordando, mis primeros encuentros, con las nubes y su llanto.
Me daba igual, dónde y de qué manera lloviese, porque siempre me encantaba.
Aborrecía los paraguas, las capuchas, o cualquier objeto que pudiera privarme del placer de sentir la lluvia acariciar mi piel, mojar mis manos o recorrer mi pelo. Poder verla caer a mis pies. Cuando la primera gota caía en mi ojo.
No quería evitar todo aquello tan profundo, y relajante, ni tampoco el hermoso arco iris que saldría después.
Y aquella tarde, al ver los preciosos colores, adornando el cielo que me cubría, después de que las lágrimas falsas me hubieran recorrido la cara, volví a amar la lluvia.
Silvia Soñadora
A veces surge una chispa que enciende un momento o ... Revive una vieja llama, reconciliandonos como aquello que deja de ser algo más para pasar a ser... Especial y nos reencontramos también con un nuevo yo y sus ganas de disfrutar con ello sin más.
ResponderEliminarUn abrazo
Que boniitooo!! la lluuuvia aunque no es tan bonita cuando hace que te quedes en tu casa aburrida jaja me gusta mucho las nuevas canciones que me reciben cuando visito tu blog :) bien hecho!! saludos! cuando puedas pásate por mi blog, ya que inicié una sección de mini capítulos!! besoos, Anabella
ResponderEliminarLiberas todo lo que llevas, ya no te preocupa contenerte y simplemente te dejas llevar. Y esa pequeña libertad enamora. Un beso, buena descripción!
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