Maldita nuestra manía de eternizar el tiempo, de vivir creyendo en la infinitud de los momentos. Ya no sé si es de gilipollas o de bohemios.
Intento buscar la manera de ser consecuente, pero solo sé que estamos locos por pasar por tantos lugares estando quietos, y demasiado cuerdos por no volar más alto aunque nos estrellemos.
Que irónico querer y no poder, que un beso sea tan efímero como intenso.
Que perdamos por querer ganar. Acelerar para llegar, y pasarnos de vueltas.
Que seamos tanto y al mismo tiempo tan poco. Que el miedo nos gane tantas veces, aún sabiendo que solo nos estamos frenando. Llegamos sin saber si correr, o volar, si parar o coger el tren sin pensar.
Un día abres los ojos y ves que has estado a oscuras todo este tiempo. Que has dado demasiado a quién no se merecía ni la mitad, y que sigues queriendo a bocajarro aunque te haga daño.
Que aún arriesgas por los casos perdidos, abrazas el amanecer con chupitos, y te fundes en los brazos de quién es abrigo.
Que aún somos niños, que luchan por su lugar en cada sitio al que van, que buscan sin rumbo, que sonríen al mar, y son océano en medio de la ciudad. Que tenemos un corazón ya viejo de tantas personas a las que hemos querido, pero tan joven que pasa las penas bailando mientras corremos por los sueños que aún no hemos sido.
Después de darnos cuenta que solo madrugamos 52 lunes al año, que no solo las ocho semanas de verano pasan volando, y que ahora noventa días parecen cuatro, y en un año vivimos tanto como las siete vidas de un gato.
Que la vida no es llegar, irse o quedarse, es el camino que pasamos.
Y que después de todo lo que pensamos, tan solo somos lo que sentimos.
Que solo tenemos la vida, que es tan fuerte para mantenernos despiertos, pero tan volátil como un sueño cuando dejas de estar dormido.
Y al final, solo nos queda mañana, noche, pero nunca tiempo. Siempre se acaba.
Y antes de que sea demasiado tarde, aprendemos a ser.
Porque ser, es quererse para poder querer, valorarse para aprender a valorar, sonreír al mundo, y abrazar la vida.
Ser, es tan grande como seas capaz de valorar cada pequeño detalle.
Y así, pasa el tiempo.
Porque somos infinitos, en el tiempo que vivimos.
Con muchísimo amor para todos los valientes,
Silvia Soñadora
Cada vez te superas !! Y nos deleitas con tus relatos con tanto sentimiento
ResponderEliminarTe quiero mj niña
Simplemente maracilloso
ResponderEliminarMe encanta como escribes,me parece precioso lo que que dices,haber si en algún momento.consigo contestarte,un beso
ResponderEliminarYo odio despedirme, siempre lo evito :/
ResponderEliminarY cada final es volver a iniciar en otro lugar
♥
muchos besos