La que podrá apretar el gatillo de su propio tiro

Sabes eso de que todos los golpes te hacen más fuerte, pues conmigo eso no funciona. Yo me hago daño, me derrumbo. Podría decirte que también aprendo, pero sería una verdad a medias.
Yo solo me levanto, y vuelvo a caer. Y siendo sincera no sé como sigo queriendo volver a intentarlo.

Si algo hay que es verdad, es que en cada caída hay alguien que me agarra fuerte y no me vuelve a soltar hasta que estoy andando otra vez. Ellos ya saben que a veces cuesta eso de seguir avanzando, lo de no quedarse hundida en el mismo hoyo toda la vida. Son ellos los que saben que a veces necesito un empujón para salir del abismo y no volver a caer por el asqueroso precipicio, una y otra vez.
No negaré que he llorado, en cada uno de mis tropiezos, ni tampoco que he sido yo quién ha fallado, no ellos.

 Y a todos los que dirán que ya me lo dijeron. Cada herida que me haya hecho tiene su cicatriz marcada en mi cuerpo. Cada vez que he tocado fondo, un pigmento de mi piel ha saboreado el suelo. Cada vez que mi vida se ha desplomado, y eran ruinas, he podido reconstruirla. Cuando mis rodillas han temblado y han caído, han estado los míos, y me he levantado. Y sí, estoy orgullosa de cada rasguño y de no haberme quedado con las ganas, porque soy quién he querido ser. 

Tanto decir que era cobarde, puede que sea la más valiente, la que lucha por lo que quiere, y la que no se rinde.
Porque soy yo la que arriesga, la que lo intenta, la que pierde, y también la que gana.
La culpable de mi derrota, y la reina de mi victoria
La única que podrá apretar el gatillo de su propio tiro. 

Tanto intento, traerá algún acierto, y los que siempre estuvieron, siempre estarán.
Podremos perder una batalla, muchas, pero en equipo ganaremos esta guerra que tanto hemos luchado.

Silvia Soñadora