Una tentación a volver atrás, un recuerdo para recordar

Sí, todos sabéis ya de lo que estoy hablando, ¿o no? Una etapa feliz, que por fortuna o por desgracia, siempre se acaba yendo pero nunca termina de irse. Sí, es la infancia, la niñez, aquellos años que muchos nombran como los mejores de su vida, otros los describen como una tentación a volver atrás y algunos como un recuerdo y un presente porque al fin y al cabo nunca dejamos de ser niños. Todos y cada uno de ellos con la razón de la mano, ¿o acaso no es la infancia todas esas cosas?

La niñez, un pasado que queremos volver presente, un presente que pocas veces asoma la nariz para husmear su alrededor y hacer locuras que nadie más que un niño haría. Eso es la niñez y el por qué de querer que se quede y no se vaya es tan sencillo como recordar lo que fue.

Los derechos de un niño son infinitos, su única obligación es jugar, su miedo más común es perder su peluche o la oscuridad, su mayor preocupación es que se les rompa algún juguete y por supuesto su peor enemigo: el monstruo que se esconde debajo de la cama. Los niños son inocentes y todo les parece mágico y sorprendente, disfrutan de las cosas más insignificantes, suelen ser el centro de atención y poco les hace falta para encontrar la felicidad absoluta.

Es tan bonito de recordar, que deseamos volver a vivirlo, pero la vida continúa y tenemos que hacer de los demás años una infancia "adulta" con algún que otro cambio, seguiremos teniendo la niñez con nosotros pero así la tendremos más presente en nuestro día a día.