Te
quise en enero, febrero, y octubre. Y aún te quiero después de doce
campanadas, y atragantarme con tus besos.
Hace
un tiempo que volvimos. Volvimos a hablar hace algunas noches y pocos
días.
Ahora
no dejo de pensar en ti.
Que
bonito nombre tienes, amor. ¿Te acuerdas de nuestra historia?
Las
noches eran bonitas cuando mis pies podían enredarse con los tuyos
en la cama.
Y
de madrugada nos cubríamos con la sábana y salíamos a besar el
amanecer a la terraza.
Mis
labios desbocados, cada vez que coincidían con la marea de tu ojos,
verdes, que se fundían con la miel de los míos.
Venias
cuando dejaba la puerta abierta a propósito.
Sabias
estar siempre, y no aparecer en esos días que mi pecho izquierdo
pedía un poco de entrega individual.
Sabias
quererme fuerte, quererme bien. Y yo de tanto que te quería te
escribía.
Me
quede afónica de corazón. Sangrar de amor es igual de bonito que
llorar de alegría, pero si sangras tanto que ya no sabes querer
bien, mejor afloja un poco, o afloja del todo.
Yo
sangré contigo. Sangramos.
De
tanto que nos queríamos empezamos a querernos mal. Tan mal que
dolía.
Sigo
escribiendo. Y mi corazón grita cada vez que lo hago. Pero ya no
sangro.
Sigo
teniendo cicatrices. Yo digo que son la marca de lo que nos quisimos.
No
me he vuelto a enamorar. Escribirte me sienta bien. Y quererte ha
vuelto a ser bonito.
Aunque
nunca diré que te tengo cariño, es la manera mas cobarde de
desestimar un te quiero.
"Eres
de esas que quieren hasta la médula. Quieres tan de verdad que nunca
dejas de querer a alguien de quien has estado enamorada, y eres
valiente de sobra como para volverte a enamorar." - Me lo
dijiste después de dos meses estando conmigo, y nadie nunca ha dicho
algo tan real y bonito de mí.-
“Eres
de esos que ya nadie cree que haya en el mundo. Podrías ser la media
naranja de cualquiera. Quieres intensamente, quieres de verdad, y no
dejas de querer por mucho que los demás lo hagan.” - Te contesté
con mis dientes haciendo chiribitas.-
Todavía
recuerdo tus manos, cálidas, deslizándose entre el hielo de las
mías. Mis dedos revoloteaban por tu piel haciéndote cosquillas. Me
encantaba cuando te reías.
No
éramos más que dos corazones latiendo, elocuentemente imperfectos.
Guardo
muchas cicatrices por tu marea de ojos verdes, y tus labios que me
mordían de tanta ansia por tenerme, del amor que se fundía en cada
te quiero que me susurrabas al oído y que gritabas en medio de
cualquier parte, del deseo que despertabas en mí y que yo provocaba
en ti, intenso y salvaje, pero tierno y nuestro, solo nuestro.
Cicatrices
que son las marcas de lo que nos queremos.
¿Por
qué no volvemos? Volvemos a vernos, y vuelves a quererme. Para que
las noches vuelvan a ser bonitas, la luna brille, y la lluvia caiga
mientras bailamos.
¿Por
qué no seguimos viviendo nuestra historia, amor?
P.D: Para los que hayáis aguantado hasta el final, solo puedo deciros gracias. Gracias infinitas por leerme, he estado fuera de órbita un tiempo, y ni siquiera tengo una justificación... pero ha llegado el momento de volver. Y vuelvo con muchísimas ganas, con el tintero cargado de historia, y el corazón loco, pidiéndome a gritos que le deje expresarse.
Se me olvidaba... Todos los domingos se cuentan historias...
Nos vemos pronto, valientes.
Silvia Soñadora
Precioso! Princesa!😍
ResponderEliminarTanto tiempo y sigues siendo igual de increíble♥
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