En su moto roja con su chupa de cuero. Y su irresistible mirada, su pelo que sigue el movimiento del aire. Se quita el casco y me sonríe. Con su sonrisa me derrito. Sin pensar, me bajo del vehículo y le doy un abrazo y un beso.
Hoy, se ha puesto esos pantalones que compro conmigo y esas botas marrones que tanto le gustan. Entonces, al volver mi mirada hacia donde él estaba, veo que está conversando con otra chica, suspiro y me alejo resignada. Sin embargo, en lugar de entrar, me detengo en el umbral y pienso:
"Debería ir y contarle la verdad. Debería, pero no puedo. Es mi hermano mayor y no puedo decirle que me encanta. Es guapo, inteligente y muy parecido a mí. Espera. Quizá, me esté confundiendo. Tal vez, todo lo que me gusta de él es sólo como hermano. Sus abrazos, sus consejos, sus besos, sus caricias, sus bromas... quizá él actúe así sólo conmigo. "
Sin poder evitarlo, ese último pensamiento me empuja a seguir caminando así que entro y me siento en mi silla. Y es que no todos los amores son iguales... hay amores diferentes.
Silvia Soñadora
Sí, totalmente de acuerdo. El amor no tiene porque ser siempre el que nos imaginamos, saliendo con un chico, a veces es el amor hacia una madre, hacia un hermano...
ResponderEliminarBesos, Amanda.
Holaa!!
ResponderEliminarPor supuesto que sí, hay amores diferentes.Y , a veces, los amores de la familia son mejores que los de un chico.
Te contesté al comentario que me dejaste en la entrada de Book Tag de Verano. Pásate cuando quieras.
Un beso! ;)
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