Hoy, me he dado cuenta de lo afortunada que soy. Ya no solo por todas las cosas obvias como que tengo una casa, agua, comida y un ordenador donde poder hacer esto. Y si tu también lo estás leyendo eres afortunado, mucho más que unos tres millones de personas (posiblemente más). Tengo suerte o quizá es el destino, pero yo no me puedo quejar o al menos no debería. Hoy me he dado cuenta de que pase lo que pase siempre tendré a alguien que me tienda la mano y me dé fuerza para seguir adelante.
En la vida, a mi me ha tocado un tesoro. Entre todos esos niños que se reían de las desgracias de otros, yo he encontrado a varias personas que valen millones y que no las cambiaría por nada.
Hoy, sé que mi madre es imprescindible para mí, sin ella no sería nada, sin sus abrazos y sin sus palabras.
Hoy, sé que mi padre también es importante. Aún con todos sus defectos yo le quiero y le necesito igual.
Hay dos días en el año que no puedo hacer o cambiar nada, ayer y mañana. Mi día a ida es hoy, y yo hoy lo pienso aprovechar sin lamentarme, pues mi familia y mis amigos están ahí.
Hoy, es mi día.
Silvia Soñadora