En el parque observo con detenimiento un árbol que yace por detrás de los demás, un poco más alejado de los columpios. Yo solía sentarme a su lado, apoyaba mi espalda en su tronco y disfrutaba de su maravillosa sombra con un libro entre las manos, escondía mi mirada entre ese montón de palabras, y en sus páginas me resguardaba de los curiosos, parece que fue ayer cuando se extrañaban al verme leyendo mientras los demás jugaban, sin embargo hace ya bastantes años de eso. Ese árbol que me daba sombra en verano sigue tan bonito como siempre, aunque ahora sus ramas estén más débiles y sea más viejo que antes y yo sigo navegando entre las letras a su vera, sin importarme el paso del tiempo.
El tiempo seguirá avanzando, y yo también continuare aquí sin la más remota idea del paso del tiempo. Todo seguirá sin poder evitarlo ni detenerlo, el tiempo cambiara las cosas y quizá pasara demasiado rápido, en cambio habrá cosas que el tiempo no podrá cambiar, esas sobre las que solo nosotros tenemos el control.
El reloj nos ira marcando el tiempo en minutos, el calendario en días, la vida en momentos, en recuerdos.
"Podrás romper el reloj, pero nunca podrás detener el tiempo"
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