Mis domingos de verano

Este domingo ha sido como todos los domingos de verano, uno mas. Igual que todos pero diferente.
Después una larga caminata de media hora soportando las canciones que cantan mis hermanos ya hemos llegado. Hemos llegado a ese parque alejado de la ciudad, en el que se respira un aire fresco, un aroma de rosas que invadía todo mi cuerpo. Era un día soleado y caluroso. Todos los domingos su familia iba a ese parque a pasar el día. Era su lugar preferido, por eso el  domingo era un día mágico para el. Todos se iban a corretear por el parque gritando y riendo pero el prefería divertirse en otros mundos. Se sentaba bajo la sombra de un árbol y ponía el libro sobre su regazo. Se sumergía en su libro y se aislaba de los ruidos del parque. Cada día era distinto, cada día viajaba a un mundo nuevo. Esa era su forma de salir de la rutina de todos los días, de escapar de la realidad durante unas horas. Ese parque era mágico, en el había conocido mundos y personas muy peculiares. Raúl había aprendido que a veces la mejor diversión esta en un libro.