Queridas paredes...

Esas paredes que me resguardan de todas las miradas extrañas, las que aunque no digan nada parecen presenciar todo. Las cuatro esquinas que me cobijan de los curiosos, las notas desperdigadas que me ayudan a no ser tan despistada. La música llena el ambiente vacío, maquilla el tenebroso silencio, inunda la habitación. Mis pensamientos son los dominantes. La inspiración viene a mí y mis dedos se descontrolan sobre el papel. Navego entre las letras que crean mis destinos de cada día. Me pierdo en una habitación y me escapo de la realidad. Mis estanterías cobran vida y me ofrecen mil y un viajes, cada uno diferente al de al lado. Florece por mis entrañas la felicidad, el amor, la ilusión y la intriga. Muestro mis sentimientos a las cuatro compañeras que me rodean y me esconden del resto del mundo, a esos extraños personajes que encuentro en mis viajes a lugares desconocidos. Cuando salgo de esta sala me conformo con vivir la realidad aunque mi cabeza siga soñando pero al entrar me escapo a mi propio mundo donde todo es diferente y original. Me llaman loca cuando solo soy feliz a través de mis propios medios, no tengo suficiente con la aburrida realidad, y por eso busco otros lugares distintos en los que poder encontrar la libertad. La libertad de divertirte a tu manera, de viajar hasta saciar tus ganas, de intentarlo todo un millón de veces, de buscar el infinito, de correr tras los secretos para atraparlos, de imaginar, de creer en personajes ficticios y de creer en la perfección.
Tan solo soy distinta, risueña, soñadora y a la vez realista. Sé que mis queridas paredes siempre estarán ahí para cuando necesite escapar de la realidad y volveré a viajar sin reprimirme a ser quien quiero ser.
Queridas paredes, vosotras que guardáis todos mis secretos. Queridas, que presenciáis todas mis emociones, preciadas paredes que conocéis los detalles que mis libros entre sus páginas camuflan y que yo os cuento cada noche cuando aún la oscuridad apaga la ciudad, alguna noche la paso en vela susurrando a mi bolígrafo lo que quiero escribir en el cuaderno. Vosotras esperáis a que vuelva a encerrarme en esa habitación para que os cuente aventuras, para contemplar como trazo las historias a las que las palabras que rondan mi pensamiento dan sentido.
Queridas paredes, amigas de confianza y compañeras de viaje.

Vivir es sonreír

Cuando el sol aparece, cuando amanece, cuando todos soñolientos se levantan a regañadientes, entonces yo me decanto por sonreír. Sonreír a mis ojos cansados,al horripilante y despeinado ser que cada mañana visita mi espejo, a la luz cegadora que ha interrumpido mi oscuridad, al irritante despertador que me ha devuelto a la realidad. ¿Por qué? ¿Es que acaso te agrada tener que despertarte cuando aún tienes sueño? Sinceramente, no, si por mi fuera seguiría durmiendo eternamente hasta saciar mi sueño y mis bostezos. Pero, no puedo decidir si me quiero levantar, cuando mi despertador irrumpe en el silencio, sería un intento en vano pues simplemente me tengo que levantar, así que de que me sirve mirar con odio y angustia al día que comienza, ¿acaso por eso voy a estar menos cansada? Al menos, sonriendo, incluso a ese aparato siniestro que siempre suena cuando estoy durmiendo, consigo emprender el día feliz.
Cuando la luna ilumina la ciudad y yo estoy sentada en mi cama con los ojos casi pegados al libro que estoy leyendo, también sonrió.  Vuelvo a mi maravillosa oscuridad  y me sumerjo en ese mundo en el que reinan los sueños.

Porque una sonrisa, una sonrisa sincera es la mejor manera de empezar y acabar un día, y también la mejor manera de enfrentarse a la vida, porque si vives con una sonrisa, solo estarás triste cuando tengas un motivo real para estarlo.