Un diez de Noviembre no muy frío nació un niño llamado Marc. Ese día las flores parecían más bonitas, los campos parecían más verdes, el sol brillaba con más fuerza.
Su madre le cogió en brazos y acaricio suavemente su pequeño rostro, la felicidad que irradiaba en ese instante no se podía contar, sencillamente era inmensa.
Cuando días más tarde llegaron a casa con el bebé, todas las miradas apuntaban a aquel pequeño hombrecito. Esa noche, antes de dormir sus padres le besaron en la frente y le cogieron de la mano a lo que el niño correspondió agarrando fuerte la mano de sus padres con sus pequeños deditos. Antes de irse pudieron ver una leve sonrisa en su rostro.
El nacimiento de ese niño era un rayo de luz que iluminaba la vida de sus padres.
Silvia