Es verdad que no somos las típicas hermanas, es verdad que hace unos años que ya no vives en casa, pero como yo siempre te decía de pequeña: eres la mejor hermana mayor del mundo, y tú me contestabas que no tenía más, pero es que no me hace falta, ya te tengo a ti y que suerte.
Llevarse doce años quizá haya hecho que haya aprendido tanto de ti, que al fin y al cabo seas una referencia, seas un hombro de experiencia que siempre está para que me apoye cuando cojeo de algún lado.
Siéndote muy sincera, hasta hace un par de años no era consciente de la capacidad que tienes para saber que me pasa, de tu manera de leerme incluso cuando soy indescifrable, y la calma que me da hablar contigo.
Confío en ti, en tu consejo. Siempre me escuchas, y aunque hay cosas que no hemos hablado nunca, eres una de las personas con las que más me he abierto cuando estaba mal. Sé que a veces soy complicada, que no es fácil entenderme, que me guardo muchas cosas y que lo llevo todo por dentro, pero tú cuando hemos hablado me has sacado pedacitos y los has abrazado con cariño, aunque seguramente para ti no tenían mucho sentido.
Hemos vivido momentos muy divertidos, muy bonitos, muchos y muchos más que nos quedan.
Quiero darte las gracias por todo lo que me ayudas, por todo lo que me apoyas, por tu paciencia, por ser la mejor hermana mayor del mundo.
Contigo me pasa algo especial, me emociono. Y mira que soy muy sensible, pues eres uno de mis talones de aquiles, si lloras tú, lloro yo, me hace feliz tu felicidad.
Una niña de ocho años a la que su hermana mayor super guay la llevó a ver Hannah Montana al cine, la llevaba a cenar al Macdonalds, la enseñaba informática y como era la más lista, la ayudaba cuando no entendía un problema de mates. Esa niña no le dejaba salir de casa sin darle antes un beso.
Esa niña hoy ha crecido, pero sigue teniendo una hermana mayor super guay, que la ayuda, que la enseña sitios que molan, y que baila o canta canciones con ella cuando a las dos se les va un poco la cabeza.
Esa niña hoy ha crecido, pero te sigue queriendo tantísimo como la enana de ocho años que te repetía 40 cursiladas de buenas noches, y que se metía contigo en la cama cuando tenía pesadillas. Porque no importa cuantos años pasen, siempre serás la mejor hermana mayor del mundo y siempre te daré 80 abrazos o besos porque es mi manera de demostrarte que te adoro.
Te quiero muchísimo mi pequitas
Silvia